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El poder de reescribir tu historia

Actualizado: 2 oct

Todos nacemos en un contexto con tradiciones, reglas y dinámicas familiares que nos moldean. A veces ese entorno está marcado por el amor, otras por la negligencia y el dolor, y casi siempre por una mezcla de ambas... Pero sin importar el contexto, la realidad es que aquello que vivimos con intensidad en la infancia y en nuestras relaciones más cercanas, deja huellas de por vida e impactan en la manera de pensar, sentir y decidir en la vida adulta.


Recuerdo una vez mientras cursaba mi carrera en Buenos Aires, a un profesor que me dijo: entre mas espacio tengas en tu cabeza, más fácil va a ser adaptarte, y para liberar espacio, tienes que soltar cosas con las que ya no te identificas. Tenía poco menos de 19 años, y ese comentario, fue la semilla de lo que hoy considero un ejercicio fundamental en todo proceso de sanación: soltar lo que ya no nos define para crear espacio a lo nuevo.


Esa práctica anual que sostenemos como cultura cada fin de año, de reflexionar sobre el año que pasó y planificar el año que viene, es un ejercicio que sugiero hacer por lo menos, una vez al mes.

Creo que es necesario revisar con frecuencia nuestras creencias, gustos, límites personales y hábitos, para ser conscientes de las cosas que estamos sosteniendo y que por alguna u otra razón ya no son funcionales a nuestra realidad, ya que muchas veces, la mayoría, el dolor emocional no es más que el eco de creencias y hábitos que intentamos sostener, cuando ya no hacen parte de nuestra identidad.

Lo veo mucho en consulta cuando me dicen cosas como: Respondo mal porque nunca aprendí otra cosa. No me enseñaron a dar amor por eso soy tan frío. Prefiero no decirle nada a mi marido para no pelear. No quiero que nadie se de cuenta de que mi matrimonio no va bien etc...


En todos estos casos, las personas son conscientes de que es posible cambiar, de que pueden decidir diferente, de que no tienen que quedarse en una relación porque fue lo que aprendieron en la infancia, de que pueden aprender nuevas formas de amor aunque solo hayan recibido agresiones en la vida. Pero la decisión mas sencilla, la menos dolorosa, es quedarse en el escenario que ya conocen y en el que se manejan, aunque duela.


La buena noticia es que no puedes cambiar lo que pasó, pero sí puedes reescribir la manera en que tu mente y tu corazón lo interpretan hoy. La pregunta es: ¿te animas a mirar adentro y empezar a soltar aquello que ya no eres, para escribir una historia más auténtica y libre?


Jeniffer Egas


 
 
 

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