Si no hay cambios y propósito real, el próximo año solo será más de lo mismo
- Jeniffer Egas
- hace 2 días
- 3 Min. de lectura
Hay una ilusión colectiva cada diciembre: creer que el nuevo año va a traernos algo nuevo. Que de repente aparecerá el orden que no tuvimos, la calma que nunca construimos, el amor que no aprendimos a elegir, los límites que nunca nos atrevimos a poner o la disciplina emocional que evitamos practicar, como si enero fuera una puerta mágica, cuando en realidad solo hay una continuación de lo mismo, con una nueva expectativa.
Un cambio de año, no cambia nada en la vida. Un cambio de decisiones, sí.

Quizá no son metas las que faltan, porque sé que metas tenemos todos, y muchas. Lo creo que falta es disciplina emocional.
La mayoría de las personas no cumple sus objetivos porque espera una “motivación”, sentirse preparado o preparada, tener los contextos o las oportunidades dadas. Pero la motivación es una emoción que aparece, desaparece y fluctúa, y las condiciones, la mayoría de las veces, no están a nuestro favor. Así las cosas, la construcción de metas no funciona ni con fluctuaciones, ni con suerte, funciona con pequeñas acciones que muchas veces son incómodas y constancia en el tiempo.
En el camino profesional que elegí, veo con frecuencia personas con un montón de proyectos y sueños, pero que no ven progreso en sus vidas porque les falta esa creencia interna firme, caradura y amorosa, de hacer las cosas aunque todo esté en contra, aunque estén llenas de miedos, aunque no se sientan preparadas. ¿Quieres un cambio, pero sigues actuando como la versión de ti que lo boicotea?. ¿ Esperas resultados distintos, sin dejar de elegir los mismos placeres inmediatos, los mismos vínculos negativos, las mismas evasiones emocionales, las mismas explicaciones que justifican el estancamiento?. Piénsalo, no necesitas otro propósito, necesitas convertirte en la persona que tu propósito merece.

Reflexionando sobre esto, pienso también en el papel que cumplen las heridas emocionales en el alcance de las metas, porque si no trabajamos en nuestra historia, y en conocernos cada vez más y mejor, es más difícil convertirse en la persona que tus propósitos necesitan. Hay quienes quieren “tener éxito” para compensar un vacío, quienes buscan “que los necesiten” para no quedarse solos, quienes desean “ser amados” solo para no enfrentarse a sí mismos. Cuando el objetivo nace de la herida, el esfuerzo nunca alcanza, porque no se busca construir, sino reparar algo que lastimosa o afortunadamente, no se repara con logros, ni con éxito, ni con reconocimiento.
Esta entrada la escribo para invitarlos a iniciar un nuevo año con otra mentalidad, a re pensar proyectos pasados, re evaluar las metas y no proponerse hacer más, sino mirar adentro y tener una respuesta clara al porque nacieron esos proyectos que ya tienen, porque uno puede proponerse grandes cosas y, sin darse cuenta, estar sosteniendo la misma vida emocional, y solo cambiando el disfraz cada año, con un objetivo diferente.
Recuerden que el cerebro se fortalece con la repetición. No aprende por intención, aprende por práctica. Cada vez que repites un límite, un hábito, una forma de hablarte con respeto, estás esculpiendo tu futuro emocional, no desde las promesas vacías, sino desde la neuroplasticidad: el cerebro se adapta a lo que hacemos, no a lo que soñamos.
Entonces, ¿Cómo haces la diferencia este nuevo año?
No escribas qué vas a lograr. No digas en voz alta lo que vas a conseguir. No escribas promesas al viento. Escribe en un cuaderno de reflexiones qué versión de tí vas a empezar a entrenar. No hace falta que sea un Yo perfecto, ni motivado todos los días. Basta con que sea un yo presente, honesto y disciplinado con su bienestar.
La vida cambia cuando dejamos de pedirle magia al calendario y empezamos a construir realidad en nosotros.
Aquí te dejo algunas preguntas que pueden servirte para reflexionar:
¿Qué hábito emocional dejé que me defina este año?
¿Qué estoy sosteniendo desde la herida y no desde la elección?
¿Qué pequeña disciplina podría cambiar mi forma de vivir?
¿Qué versión de mí vengo evitando mirar?
¿A cuál de mis proyectos voy a mirar con más responsabilidad?
Un abrazo, y feliz comienzo del último mes del año
Jeniffer Egas


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